14 de diciembre de 2009

Oxígeno

Presente o ausente es mi necesidad incesante
El viento que sensible pero invisible te acaricia
Oxígeno para vivir
Esa tarde lo invoqué
para demostrarle a todos que podía aguantar la respiración
pero ocasioné algo malo
produje bióxido de carbono dañino, veneno prohibido.
Presentí que entonces resentido abandonaría mis pulmones para siempre
Y así, quise tomar todo el aire posible
Pero volví a detener mi respiración, autoasfixiándome
Vivir sin él, no me sería necesario por unos minutos
Podía hacerlo, tenía que hacerlo y no por mi sino por ellos.
Masoquismo es la palabra aplicable,
decidiendo que ese aire volviera a convertirse en veneno
Automaltrato, no quería absorberlo más
Seguía con el ahogo en la garganta produciendo agua en los ojos
Apartados de aquellos que no quieren verme respirar
Él, oxígeno, se hizo presente y me daba la oportunidad de respirarlo de nuevo
De tomar todo lo necesario, al menos por un momento más
Ambos pactamos que sólo habría un segundo, no más

Así pasó

Fue el primer respiro después del paro cardiaco
recuperar la vida y que los latidos vuelvan a escucharse
Sentirlo pasar por mi garganta a dar vida a todo el organismo
oxígeno reavivando el corazón y la mente
todo eso en un segundo, un instante que durará una vida en la memoria
pero el tiempo no perdona
y con sólo un segundo para respirar, el se apartó,
esta vez, era ese viento quien debía dejarme sin respiración.
Volví a cerrar las vías por las que pasa para mantenerlo conmigo
pero en la desesperación por suplicar que no partiera
lo dejé escapar.
Y ese elemento volviéndose invisible desapareció entre las sombras.

¿Aprenderé a vivir con ello?
¿Sosteniendo todo el aire que me sea posible mientras esté cerca,
hasta que otra vez invisible pero tangible vuelva a hacer acto de presencia
permitiéndome por cortos lapsos de tiempo llenarme de él y vivir?
Quiero hacerlo, lo haré
aunque por hoy sólo es vacío, porque lo dejé escapar,
completa ausencia de él, de aire, de oxígeno
pero espero con mi necesidad a que se acerque y renacer.

3 de diciembre de 2009

Miedo

No dejes que este monstruo me coma
que esta sociedad me entienda
que la originalidad pierda
y lucha tú mi batalla que aún no estoy lista.

Que ellos no me comprendan
que sólo tú lo hagas
que estos locos no hallen mi cordura
que mi sensatez la confundan con demencia
pero no dejes me recluyan en su mundo.

Eritia

Luz de luna

Muchas veces menguante, otras tantas creciente y muy pocas totalmente llena, plena. Nueva con una periodicidad predecible e implacable.

Casi siempre lejos del sol, en la oscuridad, acostumbrada a estar en la negrura, en lo apartado. A veces invisible, imperceptible, olvidable, insignificante si son pocos los que la recuerdan cuando no se ve.

Débil ante la niebla de las ciudades y tristemente lejana durante las lluvias aún cuando pueda estar brillando detrás de las nubes. Hermosa cuando se lo propone, seductora y siempre anhelante de los amores que ve creados gracias a ella.

No existe amor para ella, pues aunque haya quien desee tocarla, alcanzarla, hacerlo parece imposible, más ha habido extraños que logran llegar a ella aunque por su grandeza se sofocan y deben alejarse.

El sol, su amor platónico e imposible, es lo más anhelado pero sólo hacen el amor una vez cada cien años y hay veces que en ese eclipse el sol sea quien se cubre y desaparece por el amor de la luna, pero él es tan orgulloso de sí que furioso se aleja pronto de la luna y la hace al tiempo desaparecer eclipsándola también en una eterna relación inexistente. Es entonces cuando ella con toda dignidad y vanidad se pone más hermosa esperando ser vista por alguien más, pero aunque la miren miles continua el cruel destino de no ser tocada.

La luna tan bella, impetuosa, vanidosa, imponente, orgullosa, sarcástica, melancólica y alegre es también tímida pues cuando alcanza a ver los ojos de algún cometa se esconde hasta que pasa, pero también de vez en cuando se pone a coquetear con algún sol de otra galaxia y aún a pesar de eso y después de miles de años sólo tiene que conformarse a ser acompañada por un mísero satélite creado, hecho por los hombre y a tener una bandera ajena clavada en pleno corazón, siendo lastimada por esa sentencia de propiedad de algún poderoso desconocido.

La luna tiene muchos secretos, es muy bien sabido que hay un lado de ella que siempre está escondido, otro que muestra a todo el mundo y nadie más que el sol sabe qué esconde pero todos creen conocerla.

Cuando veo la sonrisa sarcástica y burlona de la luna recuerdo que soy como ella, sólo que ella es la eterna e infinita Selene y yo la siempre en peligro mortal Helena.

Eritia

La Penumbra

Hoy soy toda oscuridad, y para estar por fin en paz, te pido:

Clávame una daga...

Pero no en el corazón, si no en las manos para saber que siento todo lo que con ellas hice mal y todo el mal que hice con ellas; pero cale también todo lo que bien logré.

Clávala en los ojos que, provocadores, sedujeron hombres que golpearon fuerte y otros que casi maté; y no dejes puerta en las cuencas para que escape imagen alguna...

Sumérgela en mis pies, que pasaron por caminos que no debí transitar, pero que con ese andar hice el destino propio y viví lo imaginable a la par delo impensable.

Contén la respiración y sujeta fuertemente, clávalo certero en el hemisferio izquierdo, en mi cabeza por el odio ahí enclavado; ahora rápido al derecho pues las grandes habilidades que siempre deseé jamás se desarrollaron... Y para terminar, arriba. Llévalo a mi frente, por todos los pensamientos de muerte, de vida, de felicidad y de frustración que se juntaron, deja que se desborden aquellos de pasión, de amor... también los de resentimiento para que por fin pueda descansar de ellos. Y que los recuerdos olvidados reaparezcan.

Rasga con esa daga mis brazos, para que no puedan extenderse al viento y sentirme ángel para volar, porque nunca tendré alas para ser ángel ni tendré fuego para convertirme en lo contrario; porque mi materia es la carne y lo demás... es no materia. Pero antes sumérgela en mis piernas o saldré huyendo como suelo hacer.

Al final, clávala profunda y certera en el cuello, para que aún con todo ese dolor al morir, mi alma quede intacta. Pero que sea junto al mar, pues este siendo universo, no dará cuenta del líquido vital que vierta en él.

Ahora aléjate, antes de que tus manos queden marcadas con mi sangre.


Tomado del libro:
Diario de una loca.
Única página (hasta ahora)
Autora: Eritia Istar K-rol
(Ago/07)

Obscuridad

(Feb /08)

Sobre mi, todo es oscuridad y es justo bajo ella donde todos los demonios se me escapan. Salen de mis manos, mis labios, pies, piernas y lo que resta del cuerpo, les tengo miedo, miedo por que arden, queman y sonrojan.

Y no veo nada, aún cuando tengo los ojos más abiertos que en cualquier otro momento, pero sé que está ahí, sobre mi y tan oscuro es todo que sin decisión me dedico a sentir, esas uñas que agradables duelen, el balance perfecto y los sonidos mudos.

Y es que lo siento con cada palmo de piel, tibio, unido a mi, a él, la oscuridad en sí misma literalmente sobre mi, me extravío y tiemblo de miedo, ¿quién soy? ¿Por qué me pierdo? ¿Dónde estoy? Para qué saber, sólo me desvanezco y ya no soy quien recuerdo.

Por fin se va el manto nocturno entre las sábanas iluminadas para descubrir que yo vuelvo a ser lo que solía y el sigue siendo negrura aún a plena luz del día.

La Persona que ya no existe....

(Jul- 08)

Por fin decidí y toqué a la gran puerta blanca
- ¿Quién es?- alguien me responde al fondo
- Soy yo
- ¿Quién?
- La que busca a la persona que ya no existe, estará ahí dentro?- digo temerosa y espero
- Puede ser, ¿cómo es?
- ¿Cómo es quién?
- ¿Cómo es la persona que ya no existe?
- Es romántico, tristemente alegre, normalmente extraño, siempre enamorado, escritor, dibujante, soñador, inteligentemente y loco, grandioso escucha, extrañamente bien conocido, raramente atento y concentradamente ido.
- Ah!!!! Creo saber quién es.
- ¿De verdad?
- Sí, es… el que ya no existe.
- Sí, es él.
- Pero... ¿Por qué le buscas? Si bien sabes que es el que ya no existe.
- Porque pronuncio su nombre en cada despertar, pienso en su cara cada anochecer, duerme sobre mi vientre en mis sueños, cada mañana me da concejo, amanece conmigo pero no está ahí. Me hace falta cuando sé que hacer, está presente cuando estoy perdida, es mi ejemplo a seguir y en lo que nunca me convertiría. Su nombre está siempre en mis labios, en mi mente, en mis ojos, en mi pluma, el lápiz y el carboncillo en los colores pastel; su nombre es mi salvación, mi perdición, la corrosión; es el sueño, la ilusión, es el ángel de la guarda, el rezo, el Dios; es el arco iris, la bombilla, la fría lluvia y la noche, lo prohibido y el sabor de la lujuria; mi deseo diario y el rechazo, el platillo que no quiero, el amigo, el compadre, el incondicional desaparecido, el invisible necesitado, la necesidad invisible.
Mi presente palpable y ausente, el calor que elimino con frío, la mala decisión y de lo que no me arrepiento. La supernova brillante y la falsa estrella que se traga el hoyo negro, no sin antes desorbitarme.
El solitario aferrado a mi compañía, el veneno, el remedio y la enfermedad. La obsesión, la poción mágica, lo siempre previsible, lo permeable intraspasable, el polo opuesto, la palabra, el pensamiento, la imaginación, lo que siempre espero ver y escuchar. La esperanza totalmente perdida.

Tal vez buscando un reflejo en el carbón halle un rastro de su persona que precisamente es del que ya no existe.

Tomado del libro:
Diario de una loca.
Página: La que ya no existe
Autora: Eritia Istar K-rol