28 de enero de 2010

No muy lejos...

No se había visto así hace mucho.

Esa mañana abrió los ojos 
escuchar el despertador fue un extra
ya estaba despierta
con la certeza de que aparecería.

A lavarse los dientes
le puso su mejor sonrisa al espejo
no fue suficiente,
con la facha de la mañana 
es mejor lavarse la cara
y sentir el agua helada.

Todo va mejor, pero hace frío
decide volver a las cobijas
con ese clima el vendría con las manos heladas
pero ella las besaría y
las tomaría entre las suyas para calentarlas.

Pero el celular tenía que sonar,
sonrió al ver su número
el dijo hola, ella saludó
y brincó de la cama.

A ella le gustan mucho las ventanas
pero esa mañana las odió
pues al abrirla había un vacío
y una voz que desaparecía la emoción.

Es un detalle
una nimiedad
algo sencillo
pero le dolió.

Sólo pudo pensar que
no muy lejos del enojo 
le atañe la tristeza.

26 de enero de 2010

Nubes

Oye!, escúchame un segundo ¿si?
No dejes que me aprisionen las marañas de mi cabeza, que vuelvan a renacer después de que las había detenido, luego de que mi locura había desaparecido, no las dejes.
No permitas que te capturen y te mantengan encadenado a mi.
Ten cuidado que podrían confundirte.
Pues hoy ha caído una nube, me la quise comer, pero no pude, se me resbaló entre los dedos.
Yo no quiero dudar de mi cordura y no quiero que tu lo hagas, pero debo confesar que:
hay mañanas en las que despierto y no sé donde estoy
hay madrugadas en las que despierto y no sé quien soy
hay noches en las que intento dormir y no puedo
hay tardes en las que me veo en el espejo y no reconozco mi imagen
hay días completos en los que un ser invisible para ti me acompaña y sólo tu lo sabes, porque sólo tu lo entiendes.
Pegué palabras en mi ventana para recordar algo y despuès olvide su significado
Tengo amigos que me conocen y otros tantos que no, pero sólo tu has tenido la puerta abierta para ver todo lo que hay, incluso esas marañas de ideas que no me dejan en paz, incluso aquellas cosas que me declaran insana mental o loca, como dirían en los lugares de las paredes blancas... como me dicen aquí.
Escucho el tintinar de mis pulseras, creo porque lo que siento en las muñecas es más pesado y me tienen atada, Joshua ha dicho que son grilletes, pero me rehúso a creerle, suenan tan lindo.

Tomado del libro:
Diario de una loca.
Página: Nublada
Autora: Eritia Istar K-rol

20 de enero de 2010

A...

Sin embargo seguía suplicando que él regresara, sólo el viento la escuchó, su respuesta:… agitar su alma.
Una oscuridad tan negra como el alma creadora del mal, como la noche sin astros en su infinito; la dejó perpleja, asustada. La voz…aquella que siempre la había aconsejado, que le decía lo mal que había hecho al dejarlo ir…-tu consuelo… un espíritu- decía. No sintió miedo, tranquilidad… nada más.
El invierno, por la tarde, a través de la ventana se veía al cielo llorar lágrimas dulces y casi tan gélidas como el hielo. El frío calaba en los huesos hasta provocar el temblor de su cuerpo, ella llegó al lecho cada vez más tibio y que ausentaba el helado clima. Paz infinita. Los brazos de aquella que siempre cuidó de ella, tan suave como el alma que tenía por dentro. Aquella señora, con todas sus letras, le había enseñado lo suficiente para la vida, le dio alas y la dejó ser libre, volar y caer. Aquella en cuyos ojos ves la infinita bondad. Se iba desvaneciendo en el fondo, en la mente, en el recuerdo, a lo lejos.
Ella, ruegos al cielo -¡que no se vaya, me dio la vida!- y soltó el llanto más amargo, como aquel que pierde todo lo que más siempre quiso, lo único que poseía, como el pequeño al nacer y no poder respirar. Sus lágrimas eran tan frías como aquella lluvia de invierno, rasgaban sus mejillas, no por ser álgidas, sino por ser hielo y navajas que nacían por el dolor de lo perdido.
El viento, la oscuridad, la voz: - tu respuesta…un espíritu-.
Amores distintos, de gran parte de su vida, perdidos en un mismo momento, desaparecidos en la nada.
Remordimientos, temores, incertidumbre. ¿Qué pasará con ella?, ¿Qué será si un día olvida el amor?, ¿Porqué se le va como el humo?, ¿Por qué se lo quita? Ella no puede responder.
El viento, la oscuridad, la voz…-tu esperanza…un espíritu-.
Ella sumergida en su tristeza intenta hablar con aquel desconocido acompañante de toda la vida.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Tú lo sabes
- ¿Te conozco?
- Desde siempre
- ¿Quién eres?
- Tú
Sorprendida, toma tiempo para conversar con esa voz… con su conciencia, amiga incompresible y a veces incomprensiva, buena consejera pero en momentos mala acompañante. Platicaban:
-          ¿Por qué se fueron? Dijo ella
-          No se fueron- contesta la conciencia.
-          ¿Entonces?
-          Tú te fuiste
-          ¿Yo? Pero si aún quiero estar con ellos, ¡los amo, no puedo irme!
-          Tuviste que convertirte en un espíritu.
-          ¿Estoy muerta?
-          No, aún sólo un espíritu. Nadie muere, siempre permanece.
-          ¿Puedo regresar?
-          Sólo si tú quieres.
-          ¡Quiero! Pero… ¿cómo?
-          Un espíritu, lo he dicho.
-          Ya lo soy. Lo dijiste.
-          No, ser algo más que un fantasma
-          ¿Qué?
-          Lo que quieras.
-          Humana nuevamente.
-          He dicho un espíritu.
-          Entonces en un ser que cuide de ellos todo el tiempo, que no me separe un solo instante de mi madre y de él.
-          Puedes ser eso, pero hay consecuencias
-          ¿consecuencias?
-          Los cuidarás por siempre y estarás junto a ellos, pero no podrán verte ni platicar contigo frente a frente, sólo te escucharán en sus sueños y no lo recordarán en sí.
-          ¿Podré consolar sus tristezas?
-          Sólo aferrándote, pero… No podrás estar con ambos.
-          ¡Dijiste que estaría con los dos!
-          No afirmé ello.
-          Sabes que a él y a mi madre los amo.
-          Tendrás que escoger.

Y cayendo en una profunda tristeza, se puso a meditar hasta concluir que son amores diferentes pero ambos eran igual de fuertes. Entonces decidió preguntar:
-          ¿Existe otra solución?
-          ¿No puedes con tal carga?
-          El amar no te permite escoger o dejar a alguno.
-          ¿Es tan complicado?
-          Sí, insisto, los amo con toda el alma y ahora comprendo que no puedo estar sin ella que es la mujer más especial, o sin él, que es un hombre único… cómo lamento no haberme disculpado y despedido.
-          Sabía que no podías elegir. Entonces…
-          Entonces me dejarás regresar y estar con ellos.
-          No, pero tienes otra opción…
-          Dila, no calles.
-          Puedes convertirte en una estrella.
-          Pensé que las estrellas eran planetas en llamas.
-          Son personas que no pueden ser olvidadas.
-          Entonces ellos me aman.
-          Eso es seguro.
-          Y ¿para qué quiero ser yo una estrella?
-          Porque ellos cada noche mirarán el cielo, de alguna forma sabrán que eres tú y podrás verlos, lejos, pero los cuidarás y tu luz siempre les dará esperanza.
-          En la estrella existiré.
-          Una de las más brillantes.
-          Pero… déjame regresar y decir adiós.
-          Nadie tiene esa oportunidad.
-          Sólo un día, no pido más, para estrecharlos contra mi corazón y decirles que los amo.
-          Toda tu vida lo demostraste.
-          Es sólo un día, para amarlos un día más, uno solamente.
-          Sólo un día será.

Amaneciendo estaba, cuando su madre llamó a su puerta y de un estrepitoso salto se lanzó a sus brazos llorando:
-          Madre, he soñado que me iba, que desaparecías y que él también lo hacía, y que me convertiría en ángel y luego en una estrella para cuidarlos!
-          Tranquila, segura estoy que si estrella fueras, serías la más brillante. Yo no me iré, así que tu tampoco.

Toda la mañana conversó y le decía cuanto la amaba, muy contenta continuó el día y lo vio, a él. Nuevamente con lágrimas en los ojos contó su historia:
-          Pequeña, no te irás y si así fuera ni un solo día dejaré de pensar en ti, de amarte y de ver las estrellas.
-          Donde quiera que vaya estaré contigo, te amo.

Por la noche despidiéndose con un dulce beso en la frente de su madre, salieron de sus labios las palabras más dulces que su amado y su madre hayan escuchado:
-          Los amo
Finalmente, de un suspiro y cerrando los ojos no fue más un sueño…

13 de enero de 2010

Ana Helena

Ana Helena, Ana Helena, Ana Helena, escribía Christian línea tras línea sabiendo que le es imposible acercarse a ella.

Ella, Ana Helena, siempre estaba con todos los muchachos, coqueteando, sonrojada con ese disfraz que tanto le agrada, el de oveja siendo lobo. Ana Helena… siempre tan extrovertida, tan libre, tan fugaz, tan… tan… antojable.

Christian la soñaba, día tras día, tenerla de frente en el sillón, usando sólo ese colguije extraño que trae puesto a diario. Pasar la superficie de los dedos por todo ese cuerpo perfectamente moldeado y llegar a donde todo el universo explota. Tomar un hielo y deshacerlo en su espalda, besarla, tomarla, simplemente adorarla en la suavidad inmensa de la seda y la calidez llameante de su piel.

Es irónico que  muchos han estado antes con ella, justo como Christian la sueña… su Ana Helena, sí, muchos hombres atractivos la han amado y qué envidia les tenía Christian no por ser atractivos, si no por ser hombres, ya que Christian por puntada de su padre tenía una sola cosa de un varón, el nombre.

5 de enero de 2010

Papeles



Mar se levanta con frío, botando el periódico que apenas le cubre el torso, hace un intento por limpiarse las lagañas, pero apenas ve sus manos tan sucias y pegosteosas que decide da lo mismo con o sin lagañas.

Se encuentra en una nube de olores penetrantes que ya casi dejan de marearla, o al menos eso le dice José, prometiendo que pronto se acostumbrará y que le perdone pues hoy también tendrá que usar eso que causa los olores y que a ella le provoca le de vueltas la cabeza.

Mar va juntando los años y a sus 29 no ha podido saber lo que es un hogar pero José le promete que pronto, él con su nuevo trabajo retratando espectáculos  y ella con su promoción en el periódico podrán comprar el departamento del frente, para por fin dejar en el que ahora viven como estudio fotográfico.

Fin.



Notas de autora: No espero que lo entiendan pero si alguien lo hace, hágamelo saber.


Eritia Istar K-rol